La ciudad de Osorno ha sido considerada como “la ciudad Moderna del sur de Chile”. A partir de fines de siglo XIX, el impulso que sus habitantes le imprimieron, así como la voluntad que tuvieron por conducir el futuro de la ciudad como una urbe moderna, quedaron plasmados hoy en el tono de edificaciones y espacios, arquitectura y paisajismo céntricos, los que materializaron dichas visiones y aspiraciones. Este proceso dinámico permitió el reconocimiento, hacia mediados de siglo, de Osorno como una urbe “de sobrias y modernas líneas de edificación…que le da aspectos de gran ciudad (Villalobos, 1958).
Por añadidura, debido a la paulatina ralentización de sus procesos, y la consecuente mantención de espacios y edificaciones, a la fecha este tono moderno todavía forma parte del paisaje urbano del centro y áreas pericentrales de la ciudad.
Destacan, entre otros, la moderna Plaza de Armas de Osorno, diseñada por Oscar Prager como pieza angular del Plan de Transformación de Osorno, y que hoy en día es un escenario identitario y uno de los espacios públicos más concurridos y longevos de la ciudad. Fundamentalmente en torno a este espacio se fue construyendo la modernidad arquitectónica, originando un centro urbano renovado, caracterizado por la edificación moderna continua, ideada y materializada en relación al modo urbano preexistente del damero fundacional.
La expansión hacia sectores peri centrales, teniendo como telón de fondo el “tono paisajístico del plan de Transformación”, dio origen a barrios enteros surgidos bajo los preceptos urbanos y arquitectónicos de la modernidad, como la Población Mathei, la población Huertos obreros, la población García Hurtado de Mendoza, entre otras, los que paulatinamente fueron dando espacio, sin renunciar a las tradiciones locales, a ambientes para la vida moderna, en la ciudad moderna del sur de Chile.
La ciudad de Osorno ha sido considerada como “la ciudad Moderna del sur de Chile”. A partir de fines de siglo XIX, el impulso que sus habitantes le imprimieron, así como la voluntad que tuvieron por conducir el futuro de la ciudad como una urbe moderna, quedaron plasmados hoy en el tono de edificaciones y espacios, arquitectura y paisajismo céntricos, los que materializaron dichas visiones y aspiraciones. Este proceso dinámico permitió el reconocimiento, hacia mediados de siglo, de Osorno como una urbe “de sobrias y modernas líneas de edificación…que le da aspectos de gran ciudad (Villalobos, 1958).
Por añadidura, debido a la paulatina ralentización de sus procesos, y la consecuente mantención de espacios y edificaciones, a la fecha este tono moderno todavía forma parte del paisaje urbano del centro y áreas pericentrales de la ciudad.
Destacan, entre otros, la moderna Plaza de Armas de Osorno, diseñada por Oscar Prager como pieza angular del Plan de Transformación de Osorno, y que hoy en día es un escenario identitario y uno de los espacios públicos más concurridos y longevos de la ciudad.
Fundamentalmente en torno a este espacio se fue construyendo la modernidad arquitectónica, originando un centro urbano renovado, caracterizado por la edificación moderna continua, ideada y materializada en relación al modo urbano preexistente del damero fundacional.
La expansión hacia sectores peri centrales, teniendo como telón de fondo el “tono paisajístico del plan de Transformación”, dio origen a barrios enteros surgidos bajo los preceptos urbanos y arquitectónicos de la modernidad, como la Población Mathei, la población Huertos obreros, la población García Hurtado de Mendoza, entre otras, los que paulatinamente fueron dando espacio, sin renunciar a las tradiciones locales, a ambientes para la vida moderna, en la ciudad moderna del sur de Chile.
Hito fundamental en la modernidad de la ciudad ya que es uno de los primeros inmuebles construidos bajo la influencia de este movimiento arquitectónico. Las ideas del modernismo se ven reflejadas en su estética y también en su organización programática eficiente, con un primer piso comercial y los siguientes niveles con habitaciones. El edificio carece de ornamento y utiliza líneas simples y rectas con influencias Art Decó. De materialidad hormigón armado, albañilería de ladrillo y plancha metálica ondulada. Su volumetría resalta su condición de esquina con una serie de balcones.
El Hotel Burnier era el que acogía a las autoridades y distintas celebridades que alojaban en la ciudad. De forma posterior funcionó en éste edificio el Gran Hotel y en la década de 1980 una disco. Actualmente el “Gran Hotel” es un edificio que posee un comercio variado, dejando de cumplir la función de antaño.
Su año de construcción es 1930 y fue un encargo de la Dirección de Obras Públicas junto al Hotel Burnier, si bien están contiguos, los diseños son diferentes pero complementarios. Realizado en conjunto a la modernización de la Plaza de Armas a cargo del Arquitecto Oscar Praguer, quien expresamente abogó por una propuesta modernista que simbolice una ciudad que progresa. El edificio presta servicios a la comunidad, siendo un referente para la ciudad.
Se construyó en 1934 y su diseño refleja lo que se manifiesta en el espíritu moderno en base a un programa mixto de viviendas, oficinas y baños. Hasta la década de 1980 funcionó en este lugar el Teatro Principal, que tenía tres niveles: platea, platea alta y galiche.
Durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973) en medio de vaivenes políticos funcionó como “Teatro del Pueblo”. Reabierto durante el Gobierno Militar como Auditórium Universitario, siendo administrado por la Universidad de Chile.
De forma posterior, pasa a ser propiedad del Banco Scotiabank.
Arquitectónicamente, la curva con la que conforma la esquina resalta en el contexto de la Plaza de Armas, mantiene la misma altura y lenguaje que los edificios de la Gobernación y el Hotel Burnier, debido al ritmo de sus vanos y la marquesina que acompaña la vereda.
La gestión para su instalación en la ciudad se debe principalmente a la directiva de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, anteriormente estaba el Hotel Osorno que tenía una capacidad para albergar 160 pasajeros, siendo uno de los más grandes e importantes de la ciudad y la zona sur.
Es uno de los edificios desarrollados por Recordón y Weil, quienes lograron un sello único con sus obras, en el que destaca un respeto por el entorno.
Compone junto con la Gobernación Provincial de Osorno la representación del poder político que se sitúa frente a la Plaza de Armas. Debido al incendio de la municipalidad el año 1950 se aprueba la construcción de una nueva estructura Consistorial de nueve pisos. Siendo inaugurado en 1959 como uno de los edificios más altos y modernos de la ciudad. Fue concebido gracias a un concurso público de arquitectura ganado por los futuros Premio Nacionales de Arquitectura, Mario Recordón y Erwin Weil. Uno de los edificios más puros en cuanto a los ideales modernistas al desarrollas la tipología placa-torre.
Edificio esquina, de un piso que mediante el generoso retranqueo de su fachada hacia la calle Mackenna y al riguroso ritmo a los vanos de su fachada logra una notable presencia. Pertenece a la arquitectura modernista temprana, con referencias del Art Decó, de Carlos Buschmann y es testimonio de la renovación de la ciudad siendo uno de los primeros edificios de concreto.
Está en perfecto estado de conservación y funcionamiento, perteneciendo al Banco de Chile.
Anterior al edificio de concreto que vemos hoy en día, estuvo en esta concurrida esquina, el Portal Piwonka, galería comercial de gran importancia social construido en 1900 en madera. El plan de remodelación de la Plaza de Armas, considera que éste edificio tiene un contraste demasiado notorio con el resto de edificaciones modernas, por lo cual se construye un nuevo edificio.
Su construcción es del año 1932, perteneciente a la firma Rensinghoff, Wilhelm, Cia. de Puerto Montt. La firma tenía su casa matriz en Puerto Montt y sucursales en Coyhaique, Puerto Varas, Osorno y La Unión. La Mercería y Ferretería San Pedro, en sus inicios se ubicaba en calle los Carrera esquina O’Higgins, posteriormente se trasladó a éste edificio.
La instalación del luteranismo inicia con la llegada de los colonos alemanes, que, ante la preocupación de la educación de sus hijos, deciden crear el colegio alemán en conjunto con la iglesia luterana. Esta primera iglesia, se instaló en la calle Letelier-Actual Ramírez-frente a la Plaza de Armas, arquitectónicamente, hecha con maderas nativas, era una casona. Dado la oficialidad de la Iglesia Católica, la instalación de este edificio requirió que no tuviera torre ni campana.
A inicios del Siglo XX, la iglesia se traslado, a estilo de minga chilota, a su actual ubicación en Matta, dado la necesidad de expandir el edificio del colegio alemán. Hacia 1930 se inicia la planificación de la construcción de un nuevo edificio para albergar la iglesia, sin embargo, el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la restricciones económicas de EE.UU hicieron que esta idea solo fuera ejecutada, a inicios de 1950, coincidiendo con el restablecimiento de relaciones con Alemania (Alemania Federal). El nuevo edificio, proyectado por Federico y Eugenio Freitag Müller, se consagra el 18 de octubre de 1953.
Arquitectónicamente el edificio destaca por su modernismo austero y sobrio, sin ornamentos y compuesta por volúmenes simples. Al interior, el edificio logra un gran dramatismo con una increíble iluminación que genera una atmósfera única.
Edificio comercial proyectado por el importante arquitecto Carlos Buschmann.
En el año 1854 nace la idea de crear un establecimiento educacional encargado de la instrucción y educación de los hijos de los inmigrantes alemanes, con el propósito de conservar el idioma, la tradición y la cultura de su país de origen.
En esta iniciativa participaron 37 colonos alemanes con aportes voluntarios. Gracias a otras generosas donaciones, en el transcurso de los años el colegio se pudo establecer en el centro de la ciudad y crecer paulatinamente, de acuerdo a las necesidades de la comunidad. En primera instancia estuvo en la plaza de armas, luego fue trasladado a su ubicación actual en calle Los Carrera debido a su ampliación y modernización.
El edifcio una de las obras más notables asociadas al racionalismo Alemán en el sur de Chile. La carencia de ornamentos caracteriza al edificio y la época, sin embargo, ciertos recursos formales como molduras horizontales, ventanas de gran verticalidad y objetos como el reloj de la torre recuerdan la arquitectura moderna industrial alemana de comienzos de siglo XX. Arquitectos: Eugenio y Federico Freitag / Carlos Buschmann.
El Colegio San Mateo de la Compañía de Jesús es una institución educacional católica, perteneciente actualmente a los jesuitas, que anteriormente fue una escuela de la Congregación del Verbo Divino y cuyos orígenes se remontan al siglo XIX.
El inmueble fue inaugurado en 1956 en su ubicación actual. Los jesuitas cumplieron una labor muy importante dentro de la comunidad osornina, que vivía una segregación social muy marcada integrando niños más pobres de escuelas rurales y de la misma ciudad por medio de ingresos de la compañía de Jesús y Maryland que permitieron dar becas.
El edificio es una de las obras más destacadas de la arquitectura moderna en Chile, debido a su rigor racionalista, su materialidad y la forma en que reconoce su contexto, desde el clima hasta imagenes referentes propias de la arquitectura del sur.
Arquitecto: Alberto Piwonka – Año Construcción: 1956